Archivo de la etiqueta: esperanza

Aventurar

El cielo brilla, y ni siquiera se compara con el brillo que recibo de tus ojos. Es verdad que me encantas y siempre traes sentimientos de nostalgia, de ansiedad y paz al mismo tiempo… como también de angustia e incertidumbre. Y en realidad no se que traerás para mí, pero ya no me importa, pues lo único que importa es dejarme saludarte y ni siquiera llorar frente a una aparición repentina.

Me encantas, tan azul y tan gris. Está nublado y te confundes con el pavimento, ni siquiera se dónde empiezas, ni dónde terminas y menos sabré qué soy yo parado frente a tu inmensidad. Sólo un último respiro frente a una conmovedora escena y no sé si podré volver a mirar.

Ahora es ahora, y no estás. Y mañana no es más que nada. El tiempo que uso anhelándote es tiempo malgastado. Quiero sentir tu olor llegar espontáneamente y hacerme sentir vivo, como lo haces cada vez. Quiero volver a nacer como cada vez que escucho tu voz y vuelvo a morir. Quisiera poder salir.

El mañana nada es pero, en realidad, el ahora tampoco lo es, ya que debo valerme por mi mismo. Siempre asumiendo lo peor y no hay nada que ya me haga daño, pero aun se siente la dureza del primer contacto con la roca que termina sediendo y convirtiéndose en barro.

Vivo de los recuerdo y vivo del presente y vivo del mañana y no vivo para nada.
Vivo del pasado y vivo del recuerdo y vuelvo a vivir.
Ahí estás, te encontré.

Vivo del presente y vivo de la nada y de todo.
Efímera aparición, efímero nacer, efímera muerte.

Vivo del futuro, vivo del mañana, vivo de la ilusión, vivo de tí.

Justo como lo aprendí de ti, si llegas hoy: allí estaré. Si llegas tarde: allí estaré. Si no llegas: allí estaré
Muchísimas gracias.

Despiértame

Escucho las gotas golpeando mi ventana, y aun así quiero levantarme. Ya no es algo simple, más bien, cada vez más complicado.

Sigo repasando todas las posibilidades, y aunque lo haya ensayado mil veces en mi cabeza, aun no me siento preparado, pero la vida me impulsa de todas maneras.

Todos los anhelos, expectativas y emociones combinadas se reflejan en mi cara, ya no soy quien soy. Y sin embargo, sigo respirando, respirando para algo que en mi estómago se vuelve apreciable.

Camino mucho, me dirijo al fin hacia el destino que siempre quise tener, doy los pasos que tanto anhelé dar, mi corazón late con fuerza, como nunca lo hizo, al fin me intereso en ello. Ya no importa la manera, sino que al fin lo haré.

Segunda gran entrada, penúltima puerta a mano izquierda.

Toqué aquella gran puerta, ya casi no resisto la emoción ni el nerviosismo, es distinto a pesar de las miles de veces que lo imagine y repase en mis sueños despierto. Pasos, oigo pasos. Tengo miedo.

Se abre la puerta, y veo a quien esperé ver por tanto tiempo. Quedé petrificado, ya casi no recordaba la belleza de sus ojos llenos de vida, ni sus castaños cabellos.

Sentimientos tan intensos, nada de lo que había ensayado resultaba porque no me podia mover, y en un gran esfuerzo, logré ahondar en lo más profundo de mi corazón y decirle nada y todo a la vez:

«Despiértame»