Archivo mensual: octubre 2009

Notar

Aquí me encuentro, mirando a la inmensidad de un cielo azul claro, sin nube alguna que interrumpa esa enorme manta, llena de pequeñísimos puntos blancos imposibles de enfocar de verdad. Y estoy completamente feliz. Me encantaría poder congelar este momento y extenderlo hasta el infinito, pero tal vez si hiciera algo asi, perdería su belleza y tornaría cotidiano a este millar de sentimientos condensados en el pecho.

No me siento feliz solo por darme el espacio y la posibilidad de salir de mi atmósfera viciada y llena de pensamientos hostiles, sino estoy feliz porque junto a mi, está tirada en el pasto la única persona capaz de hacerme respirar y despertar en mí la vida y el aliento que llevo encerrado.

– ¿Me perdonas?
– ¿Por qué debo perdonarte?
– Por ser un idiota, a veces
– No eres idiota, solo un… no sé
– Creo que deberiamos ir a otro lado, mi espalda esta llena de hormigas. ¿Sabes? Hace algunos días me alegraste completamente, y ni siquiera te enteraste…
– ¿Ah, si? ¿Cómo?
– Es que estaba usando un chaleco gris y derrepente, veo algo dorado, muy delgado y bastante largo sobre él, que llamaba mi atención, pues brillaba cuando le llegaba el sol de frente: era uno de tus cabellos…

No sé por qué me alegró tanto, quizás porque en esos momentos te extrañaba mucho.  Al verlo me vinieron miles de recuerdos y asociaciones que dibujaron una enorme sonrisa en mi cara que no pudo ser borrada por horas. Traté de dejarlo nuevamente en el chaleco, como si ambos pertenecieran el uno al otro. Mi sonrisa se borró cuando me dí cuenta que se había caído y perdido quién sabe dónde.

Gracias.